A medida que se proyecte que la temperatura media mundial aumentará 1.5 °C para 2050 en comparación con los niveles preindustriales, y los impactos del cambio climático sean cada vez más evidentes, la gestión del estrés por calor en la cría de cerdos es cada vez más crucial. En las mayores zonas de producción porcina, el número de días que superan los 25 °C (sin tener en cuenta el efecto edificio) puede ser de más de 200 días al año, dependiendo de la región.
Para entender la importancia de este tema, es fundamental conocer el mecanismo del estrés por calor en el aspecto fisiológico, su impacto en los resultados técnicos y económicos, y cómo gestionar el estrés térmico.
Definición de estrés térmico: impactos técnicos y económicos
El estrés por calor en los cerdos se produce cuando están expuestos a altas temperaturas y niveles de humedad más allá de su tolerancia fisiológica. Para los cerdos, un rango de temperatura normal es entre 18 °C y 25 °C. Esta condición impide que los cerdos disipen el calor de manera efectiva, lo que provoca cambios de comportamiento y una reducción de la productividad. El Índice de Temperatura y Humedad (THI) se utiliza para evaluar los niveles de estrés térmico, combinando los efectos de la temperatura y la humedad. Los valores más altos de THI indican un mayor riesgo de estrés por calor. El principio es sencillo: una atmósfera seca y un animal húmedo facilitan la pérdida de calor. Por el contrario, una atmósfera saturada de humedad, incapaz de absorber más agua y, por lo tanto, evitar la evaporación, es el peor escenario para un animal en condiciones de estrés por calor.
El impacto del estrés por calor en el rendimiento técnico y económico de las explotaciones ganaderas puede ser significativo, reduciendo potencialmente la ingesta de alimento en 250 g por día por cerdo y el crecimiento diario en 58 g/día (Da Fonsesca de Oliveira et al., 2018). Las cerdas también se ven afectadas por el estrés térmico con impactos negativos en todas las etapas clave: parto, lactancia y reproducción (Nardone et al., 2006 ; Lucy et al., 2012). Un estudio realizado en los EE.UU. demostró que el estrés por calor podría costar a la industria hasta 299 millones de dólares (St-Pierre et al., 2003).
Aparte del aumento de la temperatura, otros signos son característicos del estrés por calor en los cerdos:
- Molestias : Patrón de acostarse: separados y en posición lateral
- Aumento del consumo de agua
- Disminución de la ingesta de alimento
- Disminución de la actividad porcina
- Aumento de la frecuencia respiratoria y jadeo

Figura 1. Índice de Estrés por Temperatura y Humedad para Porcinos en Crecimiento y Engorde
(Adapted from H.Xin and J.Harmon, 1998)
El complejo mecanismo de la termorregulación porcina
Los cerdos no pueden sudar para controlar su temperatura corporal, pero pueden hacerlo a través de la respiración. Los cerdos bajan su temperatura por evaporación. Sin embargo, cuando el calor excesivo supera los 25 °C, que está fuera de su zona de confort térmico, entran en juego otros mecanismos y consecuencias. También es importante tener en cuenta que la zona de confort térmico varía en función de la etapa fisiológica del animal, así como de las condiciones de cría (densidad, ventilación, entorno…). En primer lugar, el cerdo disminuirá su consumo de alimento para reducir la actividad metabólica y aumentará el consumo de agua. En situaciones de estrés térmico, los cerdos redistribuyen el gasto cardíaco a la piel para regular la temperatura. Esto conduce a una reducción de la vascularización del sistema digestivo y al debilitamiento de la mucosa intestinal, lo que facilita la entrada de patógenos en el cuerpo. Además, el estrés por calor en los cerdos altera el equilibrio electrolítico al aumentar la respiración y la evaporación, lo que conduce a una mayor excreción de CO2. Esto altera el sistema tampón de bicarbonato, elevando el pH de la sangre y causando alcalosis respiratoria. Para restablecer el equilibrio, los cerdos excretan más bicarbonato y retienen iones H+, lo que requiere suplementación con electrolitos como el sodio y el potasio, de hecho, la ecuación para el equilibrio electrolítico es: EB (meq/kg)= (Na/22.99+K/39.10-Cl/35.45)*1000. Por lo tanto, este estrés aumenta la producción de especies reactivas de oxígeno y aumenta el estrés oxidativo. Un trastorno importante del equilibrio ácido-base o la fragilidad del sistema del cerdo afecta a su rendimiento e incluso puede provocar la muerte del animal. (Ganzalez-Rivas et al., 2019 ; Gourdine et al., 2021).

Figura 2. Mecanismos de desequilibrio electrolítico (Adapted to: Wasti (2020); Soriano (2021); Okanlawon OM et al. (2023); Diaz G (2019))
Optimización de la gestión del estrés térmico: estrategias clave
Las estrategias para manejar el estrés térmico son diversas, podemos clasificarlas en tres tipos: estrategias nutricionales, estrategias de manejo y estrategias de alimentación. Descúbrelas en la siguiente ilustración.
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estrés térmico, lo que destaca la importancia de este parámetro. Phosphea
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sodio sin cloro, ideal para mejorar el equilibrio electrolítico.

Figura 3 – Estrategias clave para gestionar el estrés térmico en la producción porcina